COVID-19. FEMICIDIOS EN AMÉRICA LATINA, EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO SOCIAL, PREVENTIVO Y OBLIGATORIO
Introducción
América Latina no es solo una de las regiones más desiguales del mundo, es también uno de los territorios en el que los índices de violencias contra las mujeres alcanzan, año tras año, los valores más altos. En promedio, 1 de cada 3 mujeres ha padecido violencia física o sexual en una relación íntima a lo largo de su vida, según cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU, 2020). Una de las principales estrategias de control de los perpetradores de violencia doméstica, con masculinidades fragilizadas, es la de aislar a la víctima.
Por este motivo, la cuarentena -con todas sus implicancias socioambientales-, y las medidas de aislamiento para prevenir la propagación del coronavirus COVID-19, contribuyen al aumento de los casos de violencias hacia las mujeres y de los femicidios/feminicidios en los países de la región.
El femicidio y el feminicidio se definen como la forma extrema de violencias contra las mujeres motivadas en el sexismo o la misoginia. En América Latina estos crímenes comenzaron a ser tipificados en los ordenamientos jurídicos desde hace apenas una década, siendo este uno de los motivos por los que son pocos los países que cuentan con estadísticas de calidad y/o datos abiertos sobre los mismos.
Lamentablemente, este manto de impunidad, hermetismo, y opacidad no hacen más que tornar infructuosos los esfuerzos de algunos Estados de la región, para reducir y finalmente, eliminar este flagelo, que se ha visto exacerbado durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ONU Noticias, 2020), dispuesto por la mayoría de los Estados de la región para hacer frente al coronavirus COVID-19.
Las mujeres asesinadas no son números aislados, sabemos que detrás de cada cifra hay una historia de violencias no escuchadas y no atendidas por quienes debían hacerlo.
Ante esta situación, desde MundoSur deseamos visibilizar una problemática que nos atraviesa a todxs; exponiendo las estadísticas oficiales, públicas y disponibles, sobre femicidios y feminicidios, y llamando la atención allí donde estas no existen. En razón de lo señalado, y siendo evidente la falta de datos abiertos en esta temática en la mayoría de los países de América Latina, contraponemos las cifras oficiales con las estadísticas de fuentes territoriales de 13 países de la región.
Hemos decidido emprender esta tarea, a pesar de las dificultades en la obtención y unificación de los datos a las que sabíamos que nos enfrentaríamos, con seriedad y con respeto. Pero también con profunda preocupación, al haber advertido que, pese a la denuncia del aumento de estos crímenes por parte de los organismos internacionales, existen herramientas que mapean el avance del contagio de coronavirus COVID-19 en la región -y el mundo-, más no, la pandemia dentro de la pandemia que viven las mujeres.
Deseamos que la enumeración que se encuentra plasmada en los mapas, no sea considerada como un “rating” de feminicidios/femicidios, sino como una herramienta que busca generar impacto y acción por parte de las autoridades y tomadorxs de decisión en cada uno de nuestros países, reduciendo la impunidad en la que estas muertes se encuentran inmersas.
Este registro busca, entonces, contribuir a la concientización y denuncia de los hechos referidos, sumando elementos que permitan a los Estados y a la sociedad civil en general, tomar conciencia sobre la importancia de elaboración de leyes y políticas públicas para la prevención de las violencias hacia las mujeres, y la protección de las víctimas colaterales de los feminicidios y femicidios, en consonancia con lo dispuesto por el Consenso de Montevideo.
Tal como será detallado en el presente informe, los Mapas Latinoamericanos de Feminicidios (MLF) son una herramienta en continua modificación y actualización, a medida que avanza la cuarentena y con ella, estos crímenes en América Latina.
En esta inteligencia, realizaremos tres informes: el presente, con los datos actualizados al día de la fecha, y que se espera, puedan ir variando a medida que las organizaciones y Estados produzcan la información necesaria dando cuenta de los avances de los casos de femicidios/feminicidios; un segundo informe, a mediados de año, y un tercer informe al finalizar el aislamiento dispuesto por los gobiernos de la región, realizando un análisis de lo sucedido con respecto a estos crímenes en América Latina.
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